“Por la mañana, volviendo a la ciudad, tuvo hambre. Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera. Viendo esto los discípulos, decían maravillados: ¿Cómo es que se secó en seguida la higuera? Respondiendo Jesús, les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho. Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis. (Mateo 21:18-22)
Esta higuera representa hoy los hipócritas, ¿Por qué?
Era un árbol que tenía hojas, la mayoría sabe que los higos nacen antes que las hojas.
¿Cuál fue la mente del Señor Jesús?
¡Si tienen hojas, tiene frutos!
Eso nos lleva a creer que en este lugar había otras higueras, que estaban
secas, porque diga-se de paso, que no era tiempo de higos.
Más esta mostró una falsa apariencia, era mejor que estuviera como los demás, que en su momento iba dar sus frutos.
Lo que entristeció El Señor Jesús, no fue el hecho de no tener frutos, y si el ESPÍRITU ENGAÑADOR, el hecho de vivir de apariencia.
Su enojo fue tan grande que maldijo la higuera, El podía bendecir y determinar que naciera fruto en este momento.
Esto demuestra lo cuanto que Jesús abomina la HIPOCRESÍA.
!Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. MATEO 23:27