Cuando pasamos por un problema, tenemos dos caminos
a seguir:
Enfrentar el problema o darse por vencido.
La historia del cuervo que se estaba muriendo de sed es un buen ejemplo.
Un cuervo estaba muriendo de sed, cuando de repente vio una jarra de agua.
Aliviado y contento, voló rápidamente al jarro.
Sin embargo, el nivel del agua era tan bajo que, a pesar de que el cuervo se
inclinó, no había manera de llegar a él.
El cuervo luego trató de derrumbar el frasco, con la esperanza de tomar por lo
menos un poco de agua derramada.
Pero el cántaro era demasiado pesado para él.
Por último, mirando a su alrededor, vio algunas piedrecitas cerca.
Decidió entonces tomar una por una con su pico e ir lanzándolas dentro del
frasco.
Poco a poco el agua subía y llegaba hasta el borde, hasta que finalmente, el
cuervo pudo saciar su sed.
Moraleja de la historia: en la mayoría de los casos, las soluciones a los
problemas están cerca de nosotros y dentro de nuestro alcance.
Depende de nosotros, saber encontrarlos y utilizar en nuestro favor.
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