Porque tenéis necesidad de paciencia, para que cuando hayáis hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Porque dentro de muy poco tiempo, el que ha de venir vendrá y no tardará. Mas mi justo vivirá por la fe; y si retrocede, mi alma no se complacerá en Él. Hebreos 10:36-38 LBLA
Uno de los mayores defectos del ser humano es la falta de paciencia.
No puedo ser hipócrita, me incluyo demasiado a menudo en este grupo.
Es una de las cosas más difíciles de este mundo, tener paciencia y saber esperar el momento adecuado.
Pero la Palabra de Dios nos guía en este sentido.
Dice que debemos tener paciencia, porque después de haber hecho la voluntad de Dios, debemos esperar que Dios haga su parte.
Es más o menos como el agricultor.
Él hace su parte echando la semilla en la tierra.
Luego debe cuidar la tierra, regar, arar, pero tiene su tiempo y el tiempo determinado por el Dios todopoderoso.
Así que con toda tu fe y fuerza, haz la voluntad de Dios.
Obedece, sin importar las circunstancias.
¡Cree, y cosecharás!
No desesperes, todo tiene su tiempo.
Lo único que no podemos hacer es rendirnos, dejar de perseverar, dejar de confiar.
No dejes de confiar, sigue luchando, sigue obedeciendo y cree que el milagro llegará.
En el momento adecuado, en la hora adecuada, para el honor, la gloria y la alabanza de nuestro Señor Jesús.