Juan le dijo: Maestro, vimos a uno echando fuera demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo, porque no nos seguía. 39 Pero Jesús dijo: No se lo impidáis, porque no hay nadie que haga un milagro en mi nombre, y que pueda enseguida hablar mal de mí. 40 Pues el que no está contra nosotros, por nosotros está.
Marcos 9:38-40 LBLA
Si hay algo que me da mucha tristeza en las redes sociales es ver a un creyente hablando mal de otro creyente.
Sabemos que desgraciadamente en nuestro medio hay muchos falsos profetas y claro que por proporciones hay que denunciar.
Pero esto no es lo que ha sucedido en nuestro medio.
Lo que ocurre en el ambiente cristiano es que muchos creyentes destilando odio contra su hermano, sin tener pruebas, sin tener argumentos, empiezan a criticar y a hablar mal.
A mi modo de ver ¡por la más pura envidia!
De lo que te puedes dar cuenta es que el que critica, el que habla mal, siempre está abajo, nunca está arriba.
Yo soy la prueba viviente de eso.
Lamentablemente vi dentro de la institución a la que pertenecí muchas cosas equivocadas y no por eso dejé que mi corazón se ensuciara.
Deje ese lugar, deje ese ambiente.
Conservé mi corazón.
Hoy utilizo ese aprendizaje para ser completamente diferente de ellos.
Debemos aprender de los errores de los demás.
En lugar de alimentar el odio, el resentimiento o cualquier otro mal sentimiento, prefiero perdonar.
Y dejar que el Espíritu Santo se ocupe de cada uno de ellos.