¿Reproduciendo gestos? ¿Hablando? ¿Comportamientos?
Si no ha tenido ocasión, deténgase un día a observarlos, seguro que encontrará muchas de sus características reflejadas en los más pequeños.
En cierta etapa de la vida, los niños tienden a aprender mucho por imitación.
Los pensamientos y el comportamiento de un niño funcionan inicialmente como una repetición de lo que ve y experimenta.
Y son estas experiencias las que formarán la base de la memoria de una persona y, más tarde, de su pensamiento.
En este caso, podemos decir que el niño es como un radar, que capta todo lo que le rodea y lo almacena en su memoria para luego usarlo como algo que es tuyo.
“Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en la disciplina e instrucción del Señor.” Efesios 6:4 LBLA
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