Esta historia del libro de Marcos 5:25-33 nos enseña mucho.
Tenemos la responsabilidad de proclamar la buena nueva en todo momento.
Sabemos que la fe viene de OÍR LA PALABRA DE DIOS, pero ¿cómo oírla si no hay nadie que la predique?
Tenemos que seguir sembrando las semillas, como dice el profeta Isaías: "la palabra no vuelve vacía".
Pablo dijo a Timoteo: "predica a tiempo y fuera de tiempo".
En la calle, en el trabajo, en la escuela...
Siembra la semilla y deja que Dios mismo se encargue del crecimiento.
Estoy seguro de que Dios ya te ha usado para sanar a muchas personas y puede que ni siquiera lo sepas.
¡Sigue hablando! Todavía hay muchas personas que necesitan ser sanadas y tú puedes ser el canal para que Dios fluya.
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