Honra al Señor con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos; entonces tus graneros se llenarán con abundancia y tus lagares rebosarán de mosto. Proverbios 3:9-10 LBLA
El granero en el pasado medía la prosperidad del pueblo, pues la gran mayoría vivía de la siembra.
Un granero lleno significaba prosperidad, abundancia.
No podemos olvidar que en aquella época no había fábricas, almacenes, tiendas, oficinas, porque la gente vivía de la siembra y la cosecha.
La palabra de Dios nos guía a que cuando honramos a Dios con nuestros diezmos y ofrendas la prosperidad se derrama sobre nuestra vida.
Por supuesto, tenemos que ser lo suficientemente maduros como para entender que no sirve sólo dar o diezmar y quedarse con los brazos cruzados, esperando que la bendición caiga del cielo, ¡no!
Tenemos que honrar a Dios con nuestros diezmos y ofrendas y luego trabajar duro y hacer lo mejor posible, porque Dios bendecirá las obras de nuestras manos, para que haya prosperidad en todo lo que hagamos.
Un granero lleno hoy sería tu despensa llena de comida, tu nevera rebosante, sería tu cuenta bancaria gorda, tu cartera llena de dinero.
Dios está dispuesto, es capaz y puede hacer esto mientras lo honramos y nos esforzamos.
Y entonces Dios bendice las obras de nuestras manos y abre puertas.
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