En Israel hay dos grandes masas de
agua, conocidas como "mares"; una es el Mar de Galilea y la otra es
el Mar Muerto.
El Mar de Galilea recibe sus aguas del
río Jordán al norte; al sur, el Mar de Galilea desemboca en el río Jordán.
El Mar Muerto también recibe sus aguas
del río Jordán (y del Mar de Galilea), pero no hay salida para las aguas del
Mar Muerto, las aguas llegan y... mueren.
El Mar de Galilea rebosa vida, peces y
vegetación, mientras que el Mar Muerto carece de cualquier tipo de vida.
Aquí tenemos una gran enseñanza... el
Mar de Galilea siempre está dando lo que recibe, siempre en este movimiento,
mientras que el Mar Muerto sólo recibe, nunca da.
Por lo tanto, la vida que es dadora,
que da lo que recibe, es una vida que siempre bendice a los demás, como en el
Mar de Galilea, cuyas aguas están siempre frescas, siempre llenas de vida; sin
embargo, la vida que sólo recibe, pero no da, no dona, es una vida que se
vuelve muerta y estéril, como en el Mar Muerto... y, curiosamente, ambos
"mares" reciben sus aguas de la misma fuente dadora.
No es lo que tienes en la vida lo que
realmente importa, si es mucho o poco... sino lo que haces con lo que tienes...
con lo que has recibido del Creador de la vida, de la única Fuente, el SEÑOR.
Sé generoso, sé un dador... porque está escrito...
"... Más bienaventurado es dar que recibir".
(Hechos 20:35b)
"El alma generosa prosperará, y el que da será
alimentado". (Proverbios 11:25)
"El generoso será bienaventurado, porque da de su
pan a los pobres". (Proverbios 22:9)
"Al que da con liberalidad, se le añadirá más y más;
al que retiene más de lo justo, será en pura pérdida". (Proverbios 11:24)
"Dad y se os dará". (Lucas 6:38a)