No basta con confesarse pecador, hay que nombrar los pecados de los cuales somos culpables, como nos dice nuestra conciencia.
No basta con pedir la santidad; hay que nombrar las gracias de las que nos sentimos más necesitados.
No basta con decirle al Señor que tenemos problemas; debemos contarles nuestros problemas con todas sus peculiaridades.
¿Qué debemos pensar del paciente que le dice al médico que está enfermo, pero nunca revela los detalles?
¿Qué debemos pensar de la esposa que le dice a su esposo que es infeliz, pero nunca sabe por qué?
¿Qué opinas del niño que le dice a su padre que tiene problemas, pero no dice nada más?
Cristo es el verdadero esposo del alma, el verdadero médico del corazón, el verdadero padre de todo su pueblo.
Demostramos que lo sabemos comunicándonos con Él sin reservas.
JC Ryle
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