Una noche oscura, un hombre caminó en medio de un
bosque cuando de repente cayó.
Lo único que podía hacer era aferrarse a una rama.
Cuando miró hacia abajo, vio solamente oscuridad.
Entonces empezaron los pensamientos catastróficos:
"Voy a caer en ese abismo y yo moriré ... Esta rama no se puede sostener
por mucho tiempo y me duele todo ...".
A medida que pasaba el tiempo, la rama se caía, y el hombre cada vez más
desesperado, temeroso de caer y morir.
La luz entraba por la mañana, y luego se dio cuenta de que tenía los pies tan
sólo 30 centímetros del suelo y que todo su sufrimiento y el miedo había sido
infundado.
¿Cuántas veces en nuestras vidas personales no nos encuentran en situaciones
similares que nos dejan angustiados sin razón?
A veces una simple llamada telefónica de alguien ya nos llena de angustia.
El jefe nos llama, y ya imaginamos que seremos despedidos. Anticipamos nuestras
ansiedades con peligros imaginarios que simplemente no existían.
Eran apenas suposiciones.
Sentimos estos temores cuando no estamos seguros de nuestro valor y de nuestra
fe en Dios.
No permita que las frustraciones innecesarias, te lleven a sentimientos de
incapacidad.
Trate de arreglar rápidamente, se percibir que su valor está siendo
cuestionado.
Recuerde que el camino más corto para alcanzar la autosuficiencia será siempre
la verdad.
Se verdadero con sí mismo y con Dios.
...porque nada te va a pasar. Te lo juro por el Señor. I Samuel 20:21
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