Obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.
1Pedro 1:9
Esta semana hablaba con una persona algo muy interesante.
Ella estaba muy desanimada en relación a su fe y decía:
¿Será que vale la pena seguir creyendo en Dios?
Su pensamiento estaba de esa forma, porque ella está atravesando algunos problemas familiares.
Yo le dije a ella no desanime, persevere, siga firme confiando en la palabra de Dios.
Sigue orando, obedeciendo, yendo a la iglesia, porque con certeza la bendición llegará, porque Dios es un Dios de promesas.
Pero no podía dejar de decirle a ella también.
Aunque la bendición no venga, nosotros no vivimos para ese mundo.
Sólo para conquistas terrenas.
Nuestro sueño, nuestra meta es mucho más allá.
Sabemos que si permanecemos firmemente obedeciendo la palabra de Dios, orando, confiando, mucho más que una conquista familiar, prosperidad económica, la curación de una enfermedad o cualquier otro milagro, lo que más deseamos es la salvación de nuestra alma.
Entonces no mire hacia tras, no desanime, no deje de creer en Dios.
Porque la mas grande bendición va a venir con nuestra muerte o entonces con el arrebatamiento de la iglesia, que será un día glorioso pues será el día que tendremos un encuentro con El Dios todopoderoso, la salvación de nuestra alma.
No luche solamente para conquistas terrenas, sino que luche para tener su nombre inscrito en el libro de la vida.
Esta semana hablaba con una persona algo muy interesante.
Ella estaba muy desanimada en relación a su fe y decía:
¿Será que vale la pena seguir creyendo en Dios?
Su pensamiento estaba de esa forma, porque ella está atravesando algunos problemas familiares.
Yo le dije a ella no desanime, persevere, siga firme confiando en la palabra de Dios.
Sigue orando, obedeciendo, yendo a la iglesia, porque con certeza la bendición llegará, porque Dios es un Dios de promesas.
Pero no podía dejar de decirle a ella también.
Aunque la bendición no venga, nosotros no vivimos para ese mundo.
Sólo para conquistas terrenas.
Nuestro sueño, nuestra meta es mucho más allá.
Sabemos que si permanecemos firmemente obedeciendo la palabra de Dios, orando, confiando, mucho más que una conquista familiar, prosperidad económica, la curación de una enfermedad o cualquier otro milagro, lo que más deseamos es la salvación de nuestra alma.
Entonces no mire hacia tras, no desanime, no deje de creer en Dios.
Porque la mas grande bendición va a venir con nuestra muerte o entonces con el arrebatamiento de la iglesia, que será un día glorioso pues será el día que tendremos un encuentro con El Dios todopoderoso, la salvación de nuestra alma.
No luche solamente para conquistas terrenas, sino que luche para tener su nombre inscrito en el libro de la vida.
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