Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová. Jeremías 9: 23-24
A través de este versículo podemos ver que la mayor gloria, el mayor honor para el ser humano es pertenecer al Dios todopoderoso.
Él nos enseña que no es la sabiduría, no es la fuerza, no es la riqueza que nos hace ser grande.
La verdadera grandeza del ser humano está en conocer a Dios.
Es decir obedecer su palabra y pertenecer a él.
¡Ser de verdad un hijo suyo!
Quien es hijo de Dios o quien pertenece a Dios anda como él andaba.
Él nos enseña a través de este versículo, todos los que pertenecen a Dios aman la misericordia, el juicio y la justicia.
No hay hijos de Dios malvados o injustos.
Si alguien se dice hijo de Dios y es malvado, mentiroso, injusto, entonces ese de verdad no pertenece a Él.
Nuestra mayor gloria es pertenecer a Él, que seamos justos, verdaderos y misericordiosos.
Porque nuestra sabiduría, nuestra riqueza y nuestra fuerza vendrá del Dios todopoderoso.
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