miércoles, 14 de septiembre de 2022

EL PRECIO DE SER PASTOR:

 

-Hay personas en las que invertirás tiempo y recursos, y aun así, algunos se irán de tu lado diciendo lo que no hiciste por ellos.

-Hay personas de “bajo consumo” no demandan mucho de ti, sin embargo son leales y permanecerán muchos años sirviendo contigo.

-Hay personas que solo son “miembros de la Iglesia”, pero no quieren hacer parte del cuerpo de Cristo.

-Hay personas a las que casi nunca visitarás en su casa, pero estarán ahí congregándose fielmente en la casa de Dios.

-Hay personas que cuando están en alguna dificultad o enfermedad no te lo dirán, sin embargo cuando te vean, se quejarán de que no los visitaste cuando estaban en tribulación y se lo dirán a otros.

-Hay personas que siempre creen que podrían hacer mejor el trabajo pastoral que tú, porque tienen más títulos o ideas pero no un llamado y sin embargo dirán: “si yo fuera el pastor haría esto”.

-Hay personas que son muy serias, muy introvertidas, pero resultan un tremendo apoyo para la casa de Dios y el ministerio pastoral. Otros son muy efusivos y continuamente dicen: “deberíamos de hacer esto”, pero hacen muy poco o nada.

-Hay personas que sin buscar, Dios enviará a tu ministerio y se convertirán en una columna de apoyo para la congregación que pastoreas.

-Podrás hacer 100 cosas bien y nadie lo aplaudirá, pero una sola cosa que hagas equivocada porque finalmente eres humano, muchos lo señalaran.

-Podrás invertir horas en el sermón del domingo, horas en los estudios bíblicos y hay quienes estarán en su celular cuando tú estés hablando.

-Habrá quienes valorarán tu dedicación, pero hay quienes dirán que no haces mas que su obligación.

-Habrá quienes esperan de ti que siempre estes disponible y que nunca descanses porque “no haces nada”.
Habrá quienes valoraran tu trabajo y respetarán su tiempo de descanso.

Si me preguntaran qué es lo más hermoso del pastorado diría que después de Dios es la gente. Y si me preguntaran qué es lo más difícil del pastorado, diría que la gente.

El pastorado, si no se desarrolla con la perspectiva correcta y un auténtico llamado puede resultar muy frustrante, pero si servimos con el enfoque de amar a Dios y amar a las personas a pesar de las imperfecciones, será una ocupación muy gratificante y satisfactoria.

¡Que el príncipe de los pastores bendiga a todos los pastores , fortalezca su corazón, su fe y su emocional y te haga fructificar donde quiera que estés, que provea en la iglesia, personas que ame a Dios y te ame a ti, que valore su entrega y dedicación y que juntos extiendan el reino de los cielos, en el nombre de Jesús. Amén!

 

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