Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos. Salmo 122:1
Si ir a la iglesia para ti es una carga, un peso, un gran sacrificio, algo muy malo está pasando en tu vida.
El salmista lo deja muy claro: Me alegré, me regocijé, mi corazón se llenó de gozo, cuando me dijeron que iríamos a adorar a nuestro Dios.
Vemos a muchos incrédulos en estos días diciendo que no necesito ir a la iglesia, yo soy la iglesia.
Este tipo de persona es uno de los peores cristianos que existen, porque quieren seguir a Dios a su manera, a su modo, según les convenga, es decir, quieren servir a Dios sin compromiso.
Entonces todo es más fácil, porque no tengo que rendir cuentas a nadie.
Debes saber que este tipo de cristianismo no da ningún resultado.
Y lo peor es que tu salvación corre un gran riesgo.
Un verdadero cristiano se complace en estar en la casa de Dios.
Placer de compartir con los hermanos, de renovar su fe, de servir, de obedecer, porque para eso hemos nacido.
¡Para servir a nuestro Dios!
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