Llévalos a la iglesia.
Incluso si están en el suelo.
Incluso si necesitan juguetes y una paleta para estar tranquilos.
Incluso si te paras en la parte de atrás balanceándote de un lado a otro sosteniéndolos.
Incluso cuando tu vida parece que acaba de pasar un pequeño huracán.
Llévalos a la iglesia.
Deja que te vean adorar, que te vean orar.
Que te vean correr hacia el Salvador... porque si no ven y aprenden estas cosas de ti, ¿de quién las van a aprender?
El mundo les enseñará que no es una prioridad. El mundo los desviará tanto de su rumbo, los confundirá y los desinformará de que solo ser "bueno" es suficiente.
El mundo no les enseñará acerca de Jesús.
Ese es tu trabajo.
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