Si la rebelión pudiera resolverse con una conversación, Dios llamaría a Lucifer para conversar.
¡Aléjate del rebelde! Él no quiere escucharte, sino mentir y hacer de la mentira su propia verdad.
El rebelde siempre se cree la víctima, el perseguido, pero es un negociador de lo innegociable.
El rebelde es un crítico enfático, siempre busca sumar más personas a su pensamiento, no hay construcción.
El rebelde sólo se juntará con aquellos que estén de acuerdo con él, de lo contrario el amigo se convertirá en su nuevo enemigo.
El rebelde crea ambientes de prohibición y limitaciones; su rebelión genera miedo y angustia en quienes conviven con él. Ataca a otros por miedo a represalias y miedo al castigo.
Dios no habló con Lucifer cuando se rebeló, lo sacó de su vida y de su entorno.
Manténgase alejado de los rebeldes.
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