Sin Jesús...
No sería nada, porque no vería quién soy en realidad, estaría perdido sin saber qué camino tomar.
Sin Jesús me sentiría solo sin su divina compañía.
Sin Jesús tendría miedo del mañana, pero con Jesús cojo valor porque sé que siempre está a mi lado, dándome fuerzas para seguir sonriendo o llorando.
Con Jesús me renuevo cada día, para vivir con alegría y no perder nunca la esperanza de días mejores y la fe en el futuro.
¡Gracias mi amado maestro Jesús!
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