Cuando quiera una cosa, concentre sólo en ella.
Una vez un arquero experimentado invitó a su alumno para asistir a una demostración.
Al llegar delante de un árbol, el arquero cogió una flor y la colocó en una de las ramas del árbol.
Luego tomó el arco y la flecha y se posicionó a una distancia de cien pasos del árbol.
Puso una venta en sus ojos y preguntó al alumno:
- ¿Cuántas veces me has visto practicar este deporte?
- Todos los días - respondió el discípulo.
- Y siempre lo vi acertar en la rosa a una distancia de trescientos pasos.
De ojos vendados, el arquero estiró el arco y disparó.
La flecha ni siquiera alcanzó el árbol, pasando lejos del blanco, a una distancia vergonzosa.
Una vez un arquero experimentado invitó a su alumno para asistir a una demostración.
Al llegar delante de un árbol, el arquero cogió una flor y la colocó en una de las ramas del árbol.
Luego tomó el arco y la flecha y se posicionó a una distancia de cien pasos del árbol.
Puso una venta en sus ojos y preguntó al alumno:
- ¿Cuántas veces me has visto practicar este deporte?
- Todos los días - respondió el discípulo.
- Y siempre lo vi acertar en la rosa a una distancia de trescientos pasos.
De ojos vendados, el arquero estiró el arco y disparó.
La flecha ni siquiera alcanzó el árbol, pasando lejos del blanco, a una distancia vergonzosa.
- ¡Usted se equivocó!
- se sorprendió el discípulo.
- Me pareció que quería mostrarme el poder de su experiencia.
Al que el arquero respondió:
- ¡Le he dado aquí la lección más importante sobre la energía del pensamiento!
Cuando quiera una cosa, concentre sólo en ella:
nadie jamás será capaz de alcanzar un objetivo que no puede ver.
Sabemos que nuestro principal objetivo es la salvación.
Por esta razón, no deje a nadie desviar su atención.
Tenga siempre sus ojos puestos en JESÚS.
Fijemos nuestra mirada en Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es quien la perfecciona. Jesús soportó la cruz, sin hacer caso de lo vergonzoso de esa muerte, porque sabía que después del sufrimiento tendría gozo y alegría; y se sentó a la derecha del trono de Dios. HEBREOS 12: 2
Sabemos que nuestro principal objetivo es la salvación.
Por esta razón, no deje a nadie desviar su atención.
Tenga siempre sus ojos puestos en JESÚS.
Fijemos nuestra mirada en Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es quien la perfecciona. Jesús soportó la cruz, sin hacer caso de lo vergonzoso de esa muerte, porque sabía que después del sufrimiento tendría gozo y alegría; y se sentó a la derecha del trono de Dios. HEBREOS 12: 2
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