Un gerente habló con un empleado joven que se quejó mucho de sus colegas y por eso no tenía amigos en la compañía.
El funcionario dijo:
"No soporto a Francisco, está convencido y orgulloso.
"Pero es alegre y atractivo", le recordó el gerente.
"Y Marcia, entonces?" Es muy chismosa.
Ayuda a sus compañeros de clase, pero es aburrida.
Sebastián vive presumiendo, solo porque sabe más acerca de las rutinas de la compañía.
"Recuerda que siempre ayuda a los demás."
Al ver que el empleado solo podía ver el lado negativo de la gente, el gerente le pidió al joven que lo acompañara.
Recogió algo de azúcar en la cocina y entró en el patio, donde recogió algo de la arena del suelo.
Mezclo el azúcar de cristal con la arena y lo coloco cerca de un hormiguero.
Después de unos minutos, una hormiga descubrió el azúcar y advirtió a los demás.
En poco tiempo hicieron una fila y el empleado, sorprendido, notó que las hormigas llevaban solo los granos de azúcar, despreciando la arena.
"Todas las personas son como esta pila de arena mezclada con azúcar", dijo el gerente.
"Seamos sabios como las hormigas.
Disfrutemos del lado bueno de las personas.
La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas? Mateo 6:22-23
No hay comentarios:
Publicar un comentario