Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios. 3 Juan 1:11
Esa es la gran diferencia entre quién es de Dios y quién no es de Dios.
Asistir a la iglesia, tener un título, tener un puesto no significa mucho.
La gran diferencia está en las actitudes que tomamos.
El que hace el bien es de Dios.
El que ora para su prójimo, extiende su mano cuando la necesita, se preocupa por mantener limpio su carácter, no es envidioso de su prójimo, está demostrando con las actitudes que es de Dios.
Sin embargo, aquel que es falso, que habla malas palabras, envidia a su prójimo, engaña a su prójimo, incluso si asiste a una iglesia, su actitud demuestra que esta persona nunca ha conocido a Dios.
Entonces es fácil de discernir.
El que es de Dios hace el bien, el que no es de Dios practica el mal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario