Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guardia. Salmo 127:1RVR
Dios me ha hablado mucho a través de este versículo.
¿Cuántas veces nos desesperamos y tratamos de resolver los problemas con la fuerza de nuestro brazo?
A veces sacrificamos nuestra salud, nuestra familia para tratar de ganar más en la vida económica y en realidad no sirve de nada, no le agrada a Dios.
Porque es como si quisiéramos resolver el problema con la fuerza de nuestro brazo.
Por supuesto que no nos quedaremos sin hacer nada, esperando que las bendiciones caigan del cielo, lo sé.
Tenemos que provocar el milagro, pero sin desesperación de nuestra parte.
Tenemos que aprender a poner el problema en las manos de Dios y pedirle dirección para que podamos hacer nuestro mejor esfuerzo sin tratar de adelantarnos a Dios.
Si he orado, ya lo puse en las manos de Dios, no sirve de nada me desesperar.
Lo que tengo que hacer es esperar, porque en su tiempo sucederá el milagro que tanto deseo.