Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Juan 3:1-3
Nicodemo es el cristiano típico de la iglesia actual.
Él es parte del grupo religioso, conoce los mandamientos, no solo los conoce y obedece, pero nunca ha tenido un encuentro real y verdadero con el Señor Jesús.
Porque lo que él hace son solo doctrinas de su iglesia.
A veces, dentro de su iglesia, ve a un hermano comportarse completamente contrario a la palabra de Dios, y se pregunta, ¿cómo es posible durante tantos años en la iglesia y actuando así?
Porque fulano es mal carácter, envidia su prójimo, se siente mejor que otros, condena, critica ...
Actitudes completamente contrarias a la voluntad de Dios.
Por qué?
Por una simple razón, esta persona nunca nació de Dios. Ella conoce una religión, una iglesia, pero desafortunadamente nunca conoció al Señor Jesús.
La única forma de que esta situación cambie es que ella tome medidas, sea humilde, reconozca los errores, se entregue en cuerpo, alma y espíritu al Señor Jesús.
De esa manera, Dios puede entrar en su vida y hacerla nacer de nuevo y ser una nueva criatura.
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