viernes, 20 de noviembre de 2020

LAS CAIDAS NOS HACEN LIBRES


¿Sabes cómo aprende a volar un águila bebé?

El águila hace su nido en lo alto de un pico de una roca.

Abajo, solo el abismo y todo el aire para sostener las alas de los jóvenes.

 

La madre águila empuja a las crías hasta el borde del nido.

En ese momento, su corazón se acelera con emociones encontradas, porque al mismo tiempo que empuja, siente la resistencia de los mismos al no querer ir hacia el precipicio.

 

Para ellos, la emoción de volar comienza con el miedo a caer.

Es parte de la naturaleza de la especie.

A pesar del dolor, el águila sabe que este es el momento.

Su misión debe completarse, pero la tarea final permanece: el empujón.

El águila está llena de coraje.

Ella sabe que hasta que sus cachorros descubran sus alas, no entenderán el propósito de su vida.

 

Hasta que aprendan a volar, no entenderán el privilegio de nacer águila.

Por tanto, el empujón es el mayor regalo que puede ofrecerles.

Es tu supremo acto de amor.

Luego, empujándolos uno a uno, los precipita al abismo.

¡Y vuelan! Libres después de descubrir sus alas.

 

A veces, en nuestra vida personal, las circunstancias juegan el papel de una madre águila. Nos están empujando hacia el abismo.

Y son ellas, las mismas circunstancias, las que nos hacen descubrir que, después de todo, tenemos alas para volar.

 

Dios permite nuestras "caídas" para que podamos volar libres.

 

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