El matrimonio es como construir una casa, está diseñado para durar toda la vida, pero para eso hay que saber cuidarlo adecuadamente.
Todo lo que perdura en el tiempo es fruto de mucha dedicación, sobre todo cuando ponemos a Jesús al mando de todo.
Piensa si estás dando lo mejor de ti a la persona que tienes a tu lado, reflexiona si estás cuidando la unión de tu matrimonio.
Unas pocas distracciones pueden hacer que poco a poco pierdas la felicidad de otros momentos.
¡No dejes que eso ocurra!
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