Había una vez un niño llamado Ernesto al que le encantaba contemplar una inmensa cara de piedra en la ladera de una montaña.
La cara tenía una expresión de gran fuerza, amabilidad y honor que hizo que el corazón del niño latiera.
Había una leyenda que decía que en el futuro, surgiría un hombre con una cara muy similar a esa cara de piedra.
A lo largo de su infancia e incluso como adulto, Ernesto nunca dejó de mirar esa figura, sin pensar en la apariencia del hombre que sería similar a la imagen.
Un día, cuando la gente local hablaba sobre la leyenda, alguien de repente exclamó:
- Mira! ¡Compruébalo!
¡Ernesto es el hombre que se parece a la gran cara de piedra!
Y era cierto, Ernesto se había convertido en la imagen que tanto ocupaba sus pensamientos.
Esta historia es solo una leyenda, pero si quieres cambiar tu mundo, tu historia, comienza cambiando tu pensamiento!
Ciertamente, tal como lo había pensado, así ha sucedido; tal como lo había planeado, así se cumplirá. Isaías 14:24 LBLA
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