Todas las
cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les
es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas. Tito 1:15
Nuestro Señor Jesús dijo, que nuestros ojos son la lámpara de nuestro cuerpo.
En otras palabras, cuando una persona es malvada, maliciosa va a buscar error en todo lo que es suyo.
Tenemos que entender que cuando la persona no es nacida de Dios, sus ojos son malos, su corazón es un corazón malicioso.
Por otro lado los que nacieron de Dios siempre van a ser puros.
Esta pureza no se confunde con la inocencia o la estupidez.
El hecho de ser nacido de Dios nos da buenos ojos y desde entonces miramos todo con pureza.
Por ejemplo, aunque sabemos que hay personas que quieren perjudicarnos, oramos por ella, nosotros la amamos, y no conseguimos guardar ningún tipo de rencor en nuestro corazón.
Ore todos los días y pida a Dios esa pureza, pida a Dios esos buenos ojos, porque eso forma parte de la vida diaria, de todo aquel que es nacido de Dios.
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