Respondió
el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente
di la palabra, y mi criado sanará. Mateo 8:8.
Como yo quisiera, que todas las personas supieran el poder que tiene la palabra.
Si nuestra palabra tiene poder, imagínese la palabra de Dios.
Sabemos nosotros que Dios creó todo, los cielos, la tierra, los mares sólo usando la palabra.
La Palabra muestra nuestra autoridad.
Y aquel hombre siendo un centurión que era responsable de cientos de hombres él sabía el poder de esa palabra.
Por eso que él dijo al Señor Jesús no necesita venir a mi casa, envía sólo una palabra y mi siervo quedará curado.
Si usted cree en esa historia, entonces en nombre del señor Jesús reciba la palabra ahora, sea sanado, sea liberado, sea bendecido sea salvo.
Y creyendo de hecho y de verdad, entre en su casa hoy y diga yo bendigo mi casa, entre en su trabajo y diga yo bendigo mi trabajo en el nombre de Jesús, y así será.
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