Pues tan pronto como oí tu saludo, mi hijo se estremeció de alegría en mi vientre. Lucas 1:44
Cuando María entró en la casa de Zacarías y Isabel, el bebe en el vientre de Isabel saltó de alegría.
En el instante en que Juan, aunque no había nacido, sintió la presencia de Jesús el Mesías, empezó a saltar de alegría.
Juan, aún en el vientre de su madre e imposibilitado de ver a Jesús con sus ojos naturales, sabía que él estaba en la presencia del Señor.
¡Hay sólo una respuesta posible ante la presencia del Señor, y es la alegría!
Isabel dejó claro a María que no había sido un pequeño movimiento que ella sintió del bebé dentro de ella
- fue un gran salto!
¡Juan estaba explotando de felicidad al principio en la presencia de Jesús!
El espíritu de Juan estaba respondiendo al Espíritu de Jesucristo donde hay siempre plenitud de alegría.
Cuando Jesús entra en nuestro mundo, en nuestras vidas y nuestras casas, sólo podemos responder con plena alegría.
¡Nuestros corazones deben comenzar a saltar como Juan!
En su presencia es el único lugar en el que experimentamos una verdadera alegría.
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