Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios. Hechos 4:31
Este acontecimiento pasó poco después que Pedro y Juan fueron liberados de la prisión.
Diga se de paso ellos estaban presos por anunciar la palabra de Dios.
Ahí está la gran razón porque ellos predicaban con tanta intrepidez.
Ellos eran hombres llenos del Espíritu Santo.
Si leemos en los versículos anteriores nos vamos a dar cuenta, que a través de ellos sucedían señales y prodigios.
Es precisamente eso lo que Dios espera de los actuales predicadores de la palabra de Dios.
Dios no sólo quiere que prediquen palabras bonitas o un hermoso servicio.
Dios quiere que el mensaje de los actuales predicadores llene al pueblo del Espíritu Santo, pero que también hagan señales y prodigios, para probar que nuestro Dios sigue vivo operando milagros.
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